viernes, 22 de mayo de 2015

Porfirio Díaz





Huérfano de padre desde los tres años, Porfirio Díaz ingresó en el Seminario de Oaxaca para seguir la carrera eclesiástica, pero pronto cambió de opinión. Cursó luego estudios de leyes en el Instituto de Ciencias y Artes, donde fue discípulo del futuro presidente liberal Benito Juárez, quien impartía derecho civil; en adelante sería seguidor suyo en lo político. El Instituto fue clausurado por orden del presidente Santa Anna en 1854. Ese mismo año intervino en la Revolución de Ayutla y apoyó al general Juan Álvarez para derrocar a Antonio López de Santa Anna.
Poco después, Porfirio Díaz ingresó en el ejército, y su carrera militar fue meteórica. En la guerra de Reforma (1858-1861), conflicto civil en el que se enfrentaron conservadores y liberales, apoyó la causa liberal. La guerra concluyó con la victoria de los liberales y llevó a la presidencia a Benito Juárez (1861); finalizada la contienda, Porfirio Díaz fue ascendido a general y elegido diputado.
Apenas un año más tarde tomó de nuevo las armas contra la invasión francesa (1862-1863) y la coronación de Maximiliano I (1864-1867) como emperador de México. Fue jefe de brigada en Acultzingo en abril de 1862 y ese mismo año participó en la batalla de Cinco de Mayo al lado de Ignacio Zaragoza. En 1867 protagonizó una brillante acción militar en Puebla: tras sitiar la ciudad, realizó un asalto sangriento y rápido contra las tropas del emperador Maximiliano, que se refugiaron en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la capital de la República y la tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar, pues adelantó la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez. El prestigio y popularidad ganados en esta última campaña lo dejó en situación de optar a la presidencia; pero el Congreso prefirió a Benito Juárez en 1867 y lo reeligió en 1871. En noviembre del mismo año Porfirio Díaz lanzó el llamado Plan de La Noria, en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral; la sublevación fracasó y Díaz hubo de abandonar el país.
Juárez falleció en 1872, y una amnistía concedida entonces permitió a Díaz regresar a México. Tras la muerte de Juárez, la presidencia recayó en Sebastián Lerdo de Tejada. Cuando en 1876 Lerdo de Tejada anunció su propósito de presentarse a la reelección, Porfirio Díaz se rebeló de nuevo (Plan de Tuxtepec); esta vez consiguió expulsar a Lerdo de Tejada y accedió a la presidencia.


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